martes, 12 de agosto de 2014

Carcajadas

Ahora odias al mundo tanto como él llego a odiarte a ti, 
aunque tal vez ya no tengas motivos,
aunque nunca nadie supo la magnitud del desastre.
Y te subestimas y dejas que los demás lo hagan
y después ríes como solo ríen los locos,
con las entrañas entre las manos,
y te sientes bien y mal a la vez,
y rezas, aunque no seas creyente,
porque todos están perdidos,
y tú también, pero al menos tú lo sabes
y te sientas en el escalón de su puerta
mientras tus carcajadas desgarran su último clímax. 


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